Ante este panorama el pintor aplicó tres capas para disponer del grosor necesario para lijar los puntos donde apareciera el polvo y también estuvo muy atento para localizar los brotes de silicona y poder ahogarlos con una gota extra de pintura.
Un vez pasen dos semanas y el coche tenga la pintura totalmente seca señalaremos todos los defectos que aparezcan, después se lijarán con una grano muy muy fino y luego se pulirán, el pintor dice que el coche tiene que quedar como un espejo.
A partir de este momento empieza mi sufrimiento porque cualquier desalmado que se acerque al coche no tendrá conciencia del trabajo que nos ha costado llegar a este acabado final. Lo peor es que cualquier desperfecto que se produzca ya no se arregla con dinero porque aunque se repare será una cicatriz que siempre estará presente.
No obstante cuando esté terminado no quiero meterlo en una urna de cristal, estas máquinas están fabricadas para andar con ellas, evidentemente el tiempo y el uso harán que el coche pierda sus lustre pero mi intención es que sea un deterioro natural y no forzado por irresponsabilidades o descuidos tontos.